domingo, 6 de enero de 2013

CAPITULO 13


Paula se despierta, está prisionera de dos brazos poderosos  que la rodean por los hombros, su cabeza se encontraba sobre un pecho desnudo, el aroma de su piel la vuelve a la realidad… sí, Pedro, el hombro que más ama en el mundo la tiene prisionera entre sus brazos y le encanta, cierra sus ojos y recuerda como la beso, como con cada caricia le decía que borrara todo lo feo y volvieran a comenzar.
Sonríe, logra liberar una de sus manos que él la tenía atrapada, friega su mejilla contra los vellos suaves de su pecho y con su mano lo acaricia, lo recorre hasta que una voz la asusta:
-Te querés quedar quieta.
-jajaja no te gusta.
-Sí pero intento seguir durmiendo.
-Entonces me voy para que lo hagas tranquilo.
-No te atrevas a moverte de donde estás.
-Es una orden.
-Sí.
Lo abraza y así pegadita a él se vuelve a dormir. Afuera llueve.
Más tarde cuando se vuelve a despertar siente los ronquidos de él, así que con mucho cuidado aleja sus brazos y se levanta; el frío que siente le hace darse cuenta que está totalmente desnuda busca una remera, uno de los tantos  conjuntos de “Luz de mar” y un short todo con mucho sigilo para no despertar a Pedro que había cambiado de posición pero no aminoró los ronquidos.
Cuando ya está preparada abre la puerta y sale rumbo a la cocina, sus dos guardianes la siguen demandan atención quieren salir, el sol le anuncia que la tormenta había pasado no queda una sola nube en el cielo.
Observa a sus perros como corren por el pasto aún mojado, y saltar los pequeños charcos que le decían que no había soñado con una tormenta, muy fuerte pequeñas ramas sobre el plástico de la pileta se lo demuestran sonríe él la había cubierto, ella ni siquiera se acordó de hacerlo. Lo retira y barre lo que encuentra en los bordes para que pueda ser utilizada nuevamente, llama a sus perros y les prohíbe ingresar a la casa ya que están mojados y embarrados.
Prepara el mate cuando está listo sube a llamar a su novio para compartirlo con él. Tarea que no es nada fácil porque le cuesta levantarse para arrancar el día.
-Gordi, amor ya está hecho el mate.
-mmmmm decime que no me estás pidiendo que me levante.
-jajajajaja es exactamente lo que quiero.
-No dejame dormir un ratito más.
-Ya lo hice y son como las tres de la tarde.
-No, no lo voy hacer, no sé cómo se hace.
-Yo te enseño primero abrís un ojo jajajaja
Ella le deposita besos por todo su rostro. Él abre un ojo pero lo vuelve a cerrar.
-jajajajajaja no, no vale volverlo a cerrar.
-No lo puedo mantener abierto, es más fuerte que yo.
-jajajajaja no seas chanta, no juego más me voy a tomar mate sola.
Cuando ella intenta levantarse él la toma de la cintura y la acuesta colocándose encima, coloca su cara en su cuello, siente el perfume de su piel y la mira:
-Dame cinco minutos y estoy con vos.
-Hecho, te quedan 4 y 30 segundo jajajajaja
Él se dirige al baño, ella lo observa hasta que cierra la puerta después se va trae su almohada de la “habitación del enojado”, sonríe y con gusto le echaría llave y la tiraría para que nunca más duerman separados.
Arregla su cama y cuando ya la tenía ordenada sale Pedro del baño con un toallón alrededor de su cintura y con el cabello aún húmedo por la ducha. Ella lo mira y sin decir nada se dirige al lavadero a traerle la bermuda azul y una remera.
-Gracias amor, pero yo podría haber ido a buscar.
Su espalda estaba seca, sus cabellos ya no goteaban más y el toallón dentro del canasto.
-No, ni loca para que alguna vecina con binoculares vea lo que tengo para mi sola.
Se lo dice mientras le alcanza las chinelas, él aprovecha y la acerca para besarla.
-Buenos días mi amor, te amo.
-Yo también, amor.
-Vamos por esos mates por los cuales estoy despierto y levantado.
-jajajajaja vamos.
Abrazados bajan a la galería, el día tiene otro color, el del amor y el de todo va por buen camino.

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